miércoles, 24 de noviembre de 2010

El comienzo. El fin.



Ana se sorprende al verme en su puerta. Vengo del psicólogo. Pasa, me dice echándose a un lado. Cuando llego a su altura le doy un beso en la mejilla que ella me devuelve. ¿Qué vamos a celebrar?, pregunta señalando la bolsa con la botella de vino que traigo. El fin de algo, el principio de algo,… Todavía no estoy muy segura. Sonríe. ¿Lo de volverse enigmática es una recomendación de tu psicólogo?. Sí. Sonrío yo también. Enigmática y mala, esas son las recomendaciones. ¿He hecho bien la primera parte? ¡Uf, me estás dando miedo!. ¿Tienes que ser mala conmigo o vas a repartir la maldad entre varios?. Mmmm… ya veré. Nos reímos. Le pregunto si estaba ocupada en algo importante al ver su mesa de trabajo llena de planos. Sí, pero puede esperar. Coge un par de copas y mete un queso extremeño en el microondas para que se funda un poco. Sin decirle nada, cojo de la alacena unos picos de pan tipo grisines. Sé que le encanta untarlos en el queso. ¿Nos sentamos?, me invita al sofá. Mejor ahí. Le señalo el suelo, delante del televisor, donde tiene una gran alfombra de pachwork rodeada de cojines y puffs. Me gusta el plan, comenta. Se gira para coger una bandeja. Lleva un pantalón muy corto, deportivo, que le llega a la mitad de las nalgas, haciendo que sus delgadas piernas parezcan kilométricas, y una camiseta vieja de manga larga, con el cuello roto por un lado, lo que facilita que se le caiga sobre uno de los hombros. El pelo recogido y manchas de tinta en los dedos. Me quito las botas, el abrigo y el jersey. Tiene la calefacción muy fuerte. Mientras acaba de preparar la bandeja, descorcho la botella. Huelo el corcho y recuerdo a Mario haciendo lo mismo y a los demás esperando el veredicto. Ana llega con la bandeja con el queso y las copas. Se agacha y la deja sobre el suelo. Nos tumbamos, acerco la botella y los picos y nos quedamos mirando la televisión apagada. Lleno los vasos. Por ti, brinda ella. Sí, es una buena elección. Se te ve bien, me dice. Estoy mejor. Cuando acabo la consulta me encuentro exultante siempre. Voy a tener que ir a tu psicólogo a ver si me da un poco de eso a mí también. Todo el mundo se empeña en encontrarme pareja, continúa hablando,… bueno, tú no. Claro, ahora la pareja la quieres para ti. Nos reímos. Desde hace años, todos nuestros amigos están obsesionados con encontrar pareja a Ana. Es una tarea que no ha dado frutos hasta ahora. Después de un largo silencio en el que picamos queso y bebemos sin prisas, me atrevo a preguntarle. Pero, ¿a ti te gustan los hombres? Se queda quieta y por un momento temo haber sido demasiado indiscreta. A pesar de nuestra amistad nunca habíamos hablado de ello. Sí. Una pausa. Creo que sí. ¿Crees?, pregunto extrañada, A ver, ¿con quién fantaseas cuando te masturbas? Vaya, no sólo vienes exultante, sino como una bala. Me río. Perdona, es que no entiendo cómo no se puede saber eso. Bien, ya que lo has preguntado te lo diré. Vuelve a callarse, parece pensárselo. Contigo. Desde hace bastante, fantaseo contigo. Se produce un silencio incómodo. Me tomo un trago largo de vino. Hace unos meses nos besamos. He estado dudando sobre el significado de aquellos besos. Me da miedo la forma en que me atrae Ana. Le miro los labios húmedos por el vino. Me acerco a la altura de su boca, introduzco su labio inferior entre los míos. Me deja pasarle la lengua y chuparlo. Es un pecado no abusar de sus labios. Suelto la copa y alejo hacia delante la bandeja y la botella. Ella se tumba hacia atrás en la alfombra y me deja dominar la situación. Le meto la mano por debajo de la camiseta hasta llegar a sus pechos desnudos. Tiene unos pechos pequeños, pero unos pezones que se le ponen duros y erguidos con facilidad y destacan incluso cuando lleva jersey. Me acerco a su oreja. ¿Y qué fantaseas?, le pregunto al oído. Me agarra por la nuca y me aprieta contra sí. Mete sus dedos entre mi pelo y me acaricia. Es una sensación muy agradable. Huele a lavanda, a algo familiar. Al principio suelo imaginar que te desnudo, que te quito la falda,… que te bajo las bragas,… Me incorporo y comienzo a desnudarme conforme ella va hablando. Entonces,… te beso, besos largos, te acaricio los pechos, tú abres las piernas y me invitas. Me agacho hasta tu pubis… Mi coño, corrijo. Me bajo las bragas. Abro las piernas sobre ella y luego me arrodillo. Le acerco un cojín para que incorpore su cabeza. Abro mi vagina y se la acerco a la boca. ¿Así? Le pregunto. Sí, responde muy bajito. Noto su lengua pasar desde abajo muy lentamente. Me noto muy mojada. Quiero quiero sentir el calor de su lengua dentro y restregarme sobre su boca, pero me controlo y la dejo que siga con su ritmo, que pruebe mi sabor. Extiende la lengua sobre el clítoris y la gira sobre su contorno. Me entran ganas de que me meta algo. Le cojo la mano y me llevo un par de sus dedos a mi boca. Los chupo, los unto de saliva, luego la llevo entre mi coño y su boca, pero le cuesta por la posición. Me echo a un lado y me tumbo con las piernas abiertas, tocándome. Ella se incorpora un poco y se extiende sobre la alfombra boca abajo. Mete la cabeza de nuevo entre mis muslos. Ahora noto sus dedos como comienzan a entrar. Los mueve dentro mientras con la lengua calienta mi clítoris, luego los saca lubricados, llenos, y me los lleva a la boca para que los chupe. Me da a probar el sabor de mi excitación. Cierro los ojos, aprieto su cabeza y no puedo parar de moverme. Pierdo el control. Por una vez desde hace mucho tiempo, siento que todo tiene sentido.

10 comentarios:

  1. ¡Ali! ¡Qué regreso, amiga!
    Me has hecho, ufff, divagar mucho ;)
    Lo dejo ahí.
    Me encanta leerte. Lo sabes, así que espero que sigas con esta historia pronto.
    Me gusta que por fin, todo comience a tener sentido.
    Se te extraña mucho, no es justo que te vayas por tanto tiempo, pero sí es justo que regreses de este modo. Brindo por tu regreso :)
    Un beso enorme.

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  2. Gracias. Un beso para ti también.

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  3. Prepotente excitación
    contorneado al mismo marco hormonal.

    Saludos.

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  4. Buena manera de retornar al sentimiento vivido y al fuego de la conciencia. De encumbrar lo profundo de los cuerpos expresivos.
    Un beso

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  5. Coincido con la chica de la farmacia. ¡Vaya regreso! Compensa la espera, aunque también espero que no vuelvas a faltar tanto tiempo.
    Me encanta leerte.

    Besos

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  6. Ese fin es el mejor de los comienzos.

    Besos

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  7. Guau! mientras leia, mi mente se perdio entre tus palabras, y sin querer, desee ser yo esa chica.
    Q morbo! Tal vez algun dia, viva algo así! y me corra de placer!
    Me encanto leerte! Repetire seguro! :D

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  8. Mirá vos, es extrañamente muuuuuyyy similar a un post de una amiga, qué raro, no??

    Saludos,

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